31 oct 2012

En memoria de Jaime Ramírez Pedraza
(El Puma del Huaytapallana)


Miliciano de la luz, acero forjado en verde olivo

Oye nuestros latidos adoloridos por tu ausencia

No quebrantaron tu honrada pasión de justicia

No te doblegaron rejas que te tuvieron cautivo.

Miliciano de la luz, los cóndores te han escoltado

Más arriba de los montes que pisaron tus botas

Después de firme batallar, la libertad has ganado

Batiendo tus alas, dejando atrás las celdas rotas.



Guerrillero tupacamarista, partes sin rendirte

Quisieron que suplicaras sorbos de clemencia

Redoblándote el costo humillante del martirio

Pero nuestro Amaru bien hubo de enseñarte

Que cepos y dolores no astillan la conciencia.



Ahora que surcas los ríos profundos

Nutridos por las nieves de la cordillera

Escucha las voces de nuestros mártires

Te saludan, Jaime, levanta ese ánimo.



Son saludos con olor a tierra húmeda

Que respira cuando escampa la lluvia

Donde hubieras querido revolcarte

Besándola como un niño bajo la luna.



No como el amargo concreto de los muros

que tantos calendarios opacó tu mirada

Muros grises, cielo gris cuando tenías patio,

Y podías despejar el aire viciado del encierro

Donde te negaron la misteriosa revelación del arcoíris

Donde te negaron el testimonio de las constelaciones

Y hasta te negaron la indulgencia más humana y simple.



Por eso te dan la bienvenida los que alcanzaron

La última liberación que nos concede la muerte.

Dinos que no entiendes aún el coro de señales,

Pero ahí estaban aguardándote impacientes



¿Oyes a Mariátegui?

Dice que está llegando un apóstol para hacerse eterno.

¿Oyes a Luis de la Puente Uceda?

Dice que está llegando alguien que merece la bondad del firmamento.

¿Oyes a San Ernesto de la Higuera?

Dice que llegas descalzo al santuario de los sueños.



Viene de la mano de su padre porque no quiso que se fuera solo

Viene quien nunca anduvo solitario entre el peligro y la ternura

El viento proclama un relámpago de voces enlazadas con sus sombras

Y es que Jaime Ramírez Pedraza ha llegado a quedarse para siempre

En un lugar inmune al tiempo y al olvido, donde no perdura el jamás

Donde los nunca se hacen imposibles y la esperanza se sincera en un abrazo.

Ese lugar existe y es la memoria de su pueblo.

Dante Castro C. (Premio Casa de las Américas, La Habana-Cuba)