En memoria de Jaime Ramírez Pedraza
(El Puma del Huaytapallana)
(El Puma del Huaytapallana)
Miliciano de la luz, acero forjado en verde olivo
Oye nuestros latidos adoloridos por tu ausencia
No quebrantaron tu honrada pasión de justicia
No te doblegaron rejas que te tuvieron cautivo.
Miliciano de la luz, los cóndores te han escoltado
Más arriba de los montes que pisaron tus botas
Después de firme batallar, la libertad has ganado
Batiendo tus alas, dejando atrás las celdas rotas.
Guerrillero tupacamarista, partes sin rendirte
Quisieron que suplicaras sorbos de clemencia
Redoblándote el costo humillante del martirio
Pero nuestro Amaru bien hubo de enseñarte
Que cepos y dolores no astillan la conciencia.
Ahora que surcas los ríos profundos
Nutridos por las nieves de la cordillera
Escucha las voces de nuestros mártires
Te saludan, Jaime, levanta ese ánimo.
Son saludos con olor a tierra húmeda
Que respira cuando escampa la lluvia
Donde hubieras querido revolcarte
Besándola como un niño bajo la luna.
No como el amargo concreto de los muros
que tantos calendarios opacó tu mirada
Muros grises, cielo gris cuando tenías patio,
Y podías despejar el aire viciado del encierro
Donde te negaron la misteriosa revelación del arcoíris
Donde te negaron el testimonio de las constelaciones
Y hasta te negaron la indulgencia más humana y simple.
Por eso te dan la bienvenida los que alcanzaron
La última liberación que nos concede la muerte.
Dinos que no entiendes aún el coro de señales,
Pero ahí estaban aguardándote impacientes
¿Oyes a Mariátegui?
Dice que está llegando un apóstol para hacerse eterno.
¿Oyes a Luis de la Puente Uceda?
Dice que está llegando alguien que merece la bondad del firmamento.
¿Oyes a San Ernesto de la Higuera?
Dice que llegas descalzo al santuario de los sueños.
Viene de la mano de su padre porque no quiso que se fuera solo
Viene quien nunca anduvo solitario entre el peligro y la ternura
El viento proclama un relámpago de voces enlazadas con sus sombras
Y es que Jaime Ramírez Pedraza ha llegado a quedarse para siempre
En un lugar inmune al tiempo y al olvido, donde no perdura el jamás
Donde los nunca se hacen imposibles y la esperanza se sincera en un abrazo.
Ese lugar existe y es la memoria de su pueblo.
Dante Castro C. (Premio Casa de las Américas, La Habana-Cuba)